Como a muchos, a mí, el curso de Compass me cambió la vida. Desde que conocí al Señor, siempre pensé que trabajaba para El. Irónicamente, mis acciones no demostraban ese pensamiento. Vivía constantemente angustiada de pensar: "¿Qué pasaría si pierdo mi trabajo?".
El Señor nos llevó por una dura prueba hace casi 20 años, en la que mi mamá perdió su trabajo. Siendo ella la única proveedora de nuestra familia, compuesta por ella y yo, el golpe fue durísimo. En mi país, El Salvador, como en muchos otros, conseguir trabajo para una persona mayor de 40 años no es nada fácil. Empezamos a vivir una situación de dificultades y sobre todo de estrés máximo.
Una vez superada esa situación, que nos tomó algunos años hacerlo, vivía angustiada de lo que podía pasar si nos tocaba vivirla nuevamente. Por eso me aferraba tanto al trabajo. En Compass aprendí, finalmente, que mi futuro, mi estabilidad económica, mi falta o posibilidad de trabajo, mi emprendimiento, todo, depende de Dios. Pero, El hace lo que yo le permito hacer. Como en la operación aritmética, yo soy el multiplicando, pero Él es el multiplicador. Si yo pongo 1, El me lo multiplica por lo que El quiera, pero si lo que pongo yo es 0, Dios no puede hacer nada.
En el 2do libro de Reyes capítulo 4, encontramos la historia sobre la Viuda y el Aceite. Si no ha tenido oportunidad de leerla y meditarla, le invito a que lo haga. La enseñanza de Dios para nuestra vida es inmensamente rica. Le describo en cinco puntos lo que El me dice a través de ella:
1. Ante todo, acuda a una persona de Dios.
Lo primero que hace la viuda, al no saber qué hacer para solventar su situación, es acudir al profeta Eliseo, un hombre de Dios. Al hacerlo, es como si buscara directamente a Dios.
Si usted necesita ayuda, no la busque en el mundo, diríjase a Dios. Si no sabe cómo buscarlo, acuda a las personas que saben cómo encontrarlo a Él: un sacerdote, una religiosa, un amigo que ora. Quien busca a Dios, encuentra a Dios.
2. Comparta su situación con Dios y escúchelo.
Al encontrar a Eliseo, angustiada, le cuenta la situación difícil en la que se encuentra. Eliseo le da instrucciones. Y aunque no tenían sentido para ella, las siguió.
Ante las crisis, especialmente una como la que vivimos actualmente, se nos presentan soluciones que parecen demasiado sencillas, ingenuas, tanto que nos puede parecer que no tendrán validez para una situación compleja. Escuche a Dios, El siempre ha sido sencillo. Somos nosotros los complejos, los que nos complicamos por estar enredados en el mundo, el pecado y los apegos.
3. Encuentre su aceite.
Al tener "poco" aceite, la viuda ni siquiera lo tomaba en cuenta como parte de la solución. El profeta no le señaló directamente lo que tenía, hizo que pensara, meditara y ella misma llegara a la conclusión que lo ÚNICO que tenía en casa era ese “poco de” aceite.
Tanto mi profesión como mi servicio al Señor, me han permitido estar frente a personas que no se les ocurre que su aceite puede ser valiosísimo. Entre esas personas me cuento a mí misma.
Tenemos talentos que nos parecen tan pequeños, insignificantes que no se nos ocurre que pueden llegar a ser el punto de partida para el sustento de nuestra familia, el comienzo de un trabajo, de un negocio, de un medio para salir adelante con nuestro sueños.
Al pensar que nuestros talentos son pequeños, estamos pensando también en un Dios pequeño, un Dios que hace cosas "insignificantes" y un Dios que no puede hacer algo maravilloso con algo "pequeño". No importa cuán pequeño usted lo vea, póngalo a trabajar. Es Dios quien lo hará florecer.
4. Ore - Para Encontrar hay que Orar.
La oración es como el agua o el aire. La necesitamos para poder vivir, vivir de verdad, vivir apegados a Dios. Si quiere encontrar su verdadero aceite, ore. Haga el tiempo, busque el lugar para hacerlo, el momento adecuado, con el silencio necesario.
Encuéntrese con El como cuando se encuentra con ese amigo que tiene tanto tiempo de no ver y con quien anhela tener esa conversación profunda y placentera.
Las respuestas no siempre llegarán de golpe o al instante, pero llegarán. Podrá tener sus ojos vendados o borrosos, pero la claridad llegará. Podrá escuchar un silencio absoluto, pero la respuesta llegará. Y todo llegará porque Dios siempre llega, y llega a tiempo. Dios no siempre llega al instante, pero nunca llega tarde.
5. Sea Obediente y Humilde.
Si logra hacer todo lo anterior, sólo se falta dos elementos esenciales para la vida cristiana. Ser obediente y humilde.
Y no es que estemos llamados a obedecer sin entender. Instrúyase en los lugares correctos, de las fuentes correctas. Busque consejería espiritual, acuda a su párroco o sacerdote de confianza, al servidor de su comunidad que le inspire confianza, a la Biblia, al Catecismo, a tantos portales católicos que le ayudan a entender diferentes aspectos de nuestra vida cristiana.
Lo más importante es que entienda que el Señor tiene el control de todo, y que al escucharlo y obedecerlo, tomamos con actitud de humildad nuestro rol de hijos de Dios y así verá cómo El obra en su vida de una manera que usted jamás pudo siquiera soñar.
Hoy yo soy una emprendedora sin ingresos fijos ni un empleo estable del cual aferrarme, pero soy más libre que nunca en mi vida. No por el hecho de cambiar de empleada a emprendedora, sino por cambiar de "yo tengo el control y ojalá que Dios me ayude" a "Dios tiene el control, y me pongo en sus manos para ser una buena administradora de todos sus bienes, incluyendo todo el aceite que El ha puesto en mi".
Oro al Señor y le pido su intercesión a María Santísima, para que todo el que lea esto pueda escuchar la voz de Dios en su vida, encuentre su aceite, se lo multiplique, lo sepa administrar y compartir y sean sus palabras las próximas que se lean en este espacio.
Que el Señor les bendiga.
Escrito por Pamela Díaz, miembro de Compass El Salvador.
Si quiere profundizar en esta parte de la Escritura, le invitamos a ver nuestra mini serie de La Viuda y el Aceite
Mil gracias por tu mensaje. Me ayudo muchísimo.
Martha Orozco, Colombia